domingo, 20 de septiembre de 2009

¿Que son las Reliquias? - Las reliquias de Santa Margarita María de Alacoque


¿Qué son las Reliquias Sagradas?
Las reliquias son restos (en latín: reliquiae = restos) del cuerpo de santos o beatos. En sentido amplio se incluyen también objetos que los santos o beatos han utilizado durante su vida o también objetos que han tocado las reliquias.
Origen bíblico de las Reliquias
*En el Antiguo Testamento
A Moisés Dios le promete que con su vara hará cosas asombrosas (Exodo 4,17), como sucedió ante los ojos del faraón Ramsés 11 (Exodo 7,9-12), con las plagas de Egipto (Exodo capitulos 7-8), cuando abrió en dos el mar Rojo (Exodo 14,16), cuando hizo brotar agua de las rocas en el desierto del Sinal (Exodo 17,5-6), y en la guerra contra los amalecitas (Exodo 17,9); Dios hace retoiñar milagrosamente el bastón de Aarón, para que lo colocaran dentro del arca sagrada que se hallaba en el Santlsimo. (Números 17,16-26).
Los restos mortales de José fueron llevados desde Egipto hasta Siquem, para que fueran sepultados en la Tierra Prometida. (Gen. 50, 25; Ex. 13, 19; Josué 24,32; Hebreos 11, 22).
" ... llevó consigo también los huesos de José, conforme éste habla hecho prometer con juramento a los hijos de Israel" Los huesos se llevaron solemnemente, en procesión. (Ex 13, 19).
Dios manifestó la aceptación de esta veneración de las reliquias de sus santos con verdaderos milagros. Se nos cuenta, por ejemplo en el Segundo Libro de los Reyes:
"Murió Elíseo y lo enterraron. Bandas de moabitas incursionaban cada año en el pais, y sucedió que unas personas que llevaban a enterrar a un difunto, divisaron a una de esas bandas. Depositaron entonces al muerto en la tumba de Eliseo y se pusieron a salvo. Cuando el hombre tocó los huesos de Eliseo, revivió e inmediatamente se puso de pie. "(2 Re 13, 20-21).
*En el Nuevo Testamento
También en el Nuevo Testamento comprobamos cómo una mujer expresa su fe y obtiene la curación tocando la túnica del Señor. Jesús le dice que su fe (al tocar la túnica) es la que la ha salvado:
"Mientras iba de camino, una mujer que desde hacia doce años padecfa hemorragias, se acercó por detrás y tocó el fleco de su manto pues ella pensaba: "Con sólo tocar su manto, me salvaré." Jesús se volvió y, al verla, le dijo: "Animo, hija; tu fe te ha salvado." Y desde aquel momento, la mujer quedó sana. " (Mt 9, 20-22)
En el mismo sentido vemos que los objetos tocados por Pablo obraban curaciones milagrosas:
"Dios obraba prodigios extraordinarios por las manos de Pablo, hasta tal punto que imponran a los enfermos panuelos o ropas que él habla usado, y desaparecían de ellos las enfermedades y sallan los espfritus malos." (Hch 19, 11-12).
CONSECUENCIA: Dios al autorizar con milagros las prendas usadas por San Pablo que los fieles empleaban con un fin religioso curativo, está declarando que tal práctica le es agradable. Habrá que hacerlo rectamente y sin viso alguno de superstición; pero la práctica es santa, si es que damos crédito a la Biblia.
No solo reliquias sino que hasta la sombra de Pedro curaba a los enfermos: "hasta tal punto que incluso sacaban los enfermos a las plazas y los colocaban en lechos y camillas, para que, al pasar Pedro, siquiera su sombra cubriese a alguno
de ellos." Hechos 5,15. Dos versrculos después vemos que los Fariseos, llenos de envidia ante los milagros, se opusieron a estas prácticas.

La veneración de las reliquias en los primeros siglos de la Iglesia
La Carta de los fieles de la Iglesia de Esmirna, ano 156 d.C. es representativa de la veneración a los mártires: "Tomamos los huesos, que son mas valiosos que piedras preciosas y mas finos que oro refinado, y los pusimos en un lugar apropiado, donde el Senor nos permitirá reunirnos".
También las prácticas muy antiguas de la Iglesia : veneración de los sepulcros de San Pedro y San Pablo [Eusebio Historia Eclesiásticas 11, 25 Padres Griegos­Migne 20, 208s], Y habra la piadosa reserva de las reliquias de los mártires.

El fundamento de la Doctrina sobre las reliquias:

Concilio de Letrán:

A comienzos del siglo XIII en el IV Concilio de Letrán, se prohibirá la veneración de reliquias sin "certificado de autenticidad"; así el comercio de reliquias, que habla ido en auge en los últimos siglos (en el siglo IX habla surgido una asociación consagrada a la venta y regulación de reliquias), irá disminuyendo.
En este concilio se acuerda:
"Cap. 62. De las reliquias de los Santos. Como quiera que frecuentemente se ha censurado la religión cristiana por el hecho de que algunos exponen a la venta las reliquias de los Santos y las muestran a cada paso, para que en adelante no se la censure, estatuimos por el presente decreto que las antiguas reliquias en modo alguno se muestren fuera de su cápsula ni se expongan a la venta. En. cuanto a las nuevamente encontradas, nadie ose venerarlas públicamente, si no hubieren sido antes aprobadas por autoridad del Romano Pontífice ... "

Concilio de Trento
Fundamental es la enseñanza del Concilio Tridentino: "También I.os cuerpos de los santos mártires y de los demás que vivían con Cristo, que fueron miembros vivos de Cristo y santuario del Espfritu Santo, que serán" resucitados en algún momento para vida eterna y glorificados, deben ser venerados por los fieles ... Se rechaza, por tanto, cuando algunos opinan que no se debe prestar reverencia a las reliquias de loa santos y que no sirve para nada que sean veneradas por los fieles como otros recuerdos. Estas opiniones han sido condenadas por la Iglesia y la Iglesia las condena ahora de nuevo" (Denzinger 985; comparar 998).
El culto de las reliquias es, como la Iglesia siempre subraya, un culto relativo, es decir, la veneración manifestada a las reliquias está en relación con la persona del mártir y de los santos que son venerables de por si (Dz 302,337,985). La "ultima ratio" del culto de las reliquias es siempre la "excelencia divina que resplandece en todos estos diversos elementos".

Clasificación de las Reliquias
Las reliquias puede ser de tres grados:
1er grado: un fragmento del cuerpo, vgr: las reliquias de Santa Teresita del Niño Jesús y de Santa Margarita María Alacoque.
2do grado: un fragmento de su ropa o de algo que el santo usaba durante su vida (rosario, Biblia, cruz, etc.), también objetos asociados con el sufrimiento de un mártir.
3er grado: cualquier objeto que ha sido tocado a una reliquia de primer grado o a la tumba de un santo.


Errores que se deben de evitar en relación a las reliquias
1- Creer que las reliquias tienen poder por si mismas. Esto serfa fetichismo y superstición. No son talismanes ni artlculos mágicos. Nuestra atención al venerarlas está en el santo.
2- Exagerar la importancia de las reliquias en la Iglesia. Las reliquias pueden ser una ayuda a la fe pero no son parte central de ella.
3- Despreciarlas o dudar que Dios pueda utilizar sus instrumentos escogidos para hacer milagros según sus designios. ¿Acaso necesitaba Dios darle una vara a Moisés para hacer milagros? No. Dios no tiene necesidad ni de la vara ni de Moisés, pero Dios ha querido valerse de ambos.
4- Comerciar con reliquias, falsificarlas, explotar a los ingenuos. Sin duda se han cometido excesos de este tipo. San Agustln (+430) denunció a impostores vestidos como monjes que vendfan reliquias falsas. El Papa San Gregorio (+604) prohibió la venta de reliquias y la profanación de tumbas en las catacumbas. A pesar de ello se cometieron muchos abusos por lo que los Protestantes rechazaron las reliquias en general. El Concilio de Trento (1563) defendió la invocación a los santos, la veneración de las reliquias y las tumbas de los santos.


"Esperando la Resurrección reposan en esta caja los huesos de Santa Margarita María"
Este texto, que se puede leer al pie de su imagen yacente en la capilla de las apariciones del monasterio de la Visitación de Paray-Ie-Monial, nos indica una de las dimensiones esenciales de la veneración de las reliquias de los santos desde los orígenes de la Iglesia, que es la fe en la resurrección de nuestros cuerpos.
Los cristianos precisamos de signos concretos para expresar nuestra fe, y mediante esta veneración del cuerpo de los santos nos afirmamos también en nuestra creencia en la resurrección de la carne. Esta fe nos dice que, al fin de los tiempos y tras la segunda Venida de Jesús, nuestros cuerpos glorificados se unirán a nuestra alma para que podamos gozar eternamente de Dios en cielo en toda nuestra persona, con nuestra alma inmortal y con nuestro propio cuerpo, como se hallan ya allí Jesús, su Santisima Madre, y algunos santos resucitado s con Cristo, entre ellos, según piadosa creencia, también San José.

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